La Quiropráctica y el cerebro

Sabemos que el centro de control es el cerebro. Como un director de orquesta dirige con una precisión extrema a los instrumentos de una banda, el cerebro dirige a las distintas funciones de nuestro cuerpo, incluyendo la movilidad de la columna vertébral.

Si miramos la espalda de una persona que está corriendo, observamos que todos los huesos (24) de la columna están moviendo según un patrón sincronizado, repartiendo adecuadamente todas las fuerzas para que esa persona no se lesione. Ahora si esa persona coge un paquete muy pesado, la diferentes líneas de defensa del cuerpo mantienen la columna estable y firme.

El cerebro está consciente de cada músculos, hasta los más pequeños y más profundos presentes alrededor de la columna vertébral, llamados: músculos paraespinales.Gracias a esa consciencia nos adaptemos a todas las situaciones que experimentamos cada día.

Pero cuando surge una subluxación altera la biomecánica del cuerpo e impide a los músculos paraespinales comunicar de manera adecuada con el cerebro. Culpa de esa interferencia, el cerebro no está más consciente de esta zona del cuerpo y no sabe qué está pasando. La comunicación está interrumpida y el cuerpo desequilibrado.

El sistema nervioso central, dentro de nuestra columna vertebral, controla y coordina todos los órganos, músculos, tendones, ligamentos y aparatos de nuestro cuerpo. Y todo eso al mismo tiempo… es una obra magnífica!

También puede aparecer un bajón en la función del cerebro en sí, sería parecido a un director de orquesta que quiere dirigir una banda pero que se ha olvidado de una parte de la partitura… El trabajo sería incompleto.

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De allí la importancia de acudir a un Quiropráctico, para corregir un bajón del sistema nervioso y establecer una comunicación adecuada.